17 de Junio 2004

Carta del niño desde el campamento

Hola papá y mama:

Aquí en el campamento me lo paso fenomenal. Estamos todos muy bien y el
agua sólo se ha llevado una tienda de campaña y dos sacos de dormir. No
se ha ahogado nadie porque justo en el momento de la inundación
estábamos buscando a Carlos que se había perdido en la montaña.
Por cierto, ¿podéis llamar a sus padres para decirles que está bien? Es
que él no puede escribir la carta porque se ha roto los dos brazos.
Me han dejado ir en el 4x4 con el equipo de rescate. ¡Qué guay! Si no
hubiera habido tanto relámpago, nunca hubiéramos encontrado a Carlos. El
jefe del campamento estaba muy enfadado con Carlos por haberse ido sólo
a la montaña sin avisar, aunque Carlos sí que se lo dijo al jefe, pero
como éste estaba muy ocupado apagando el fuego, posiblemente no lo
recuerda. ¿Sabeis que si tiras una bombona de butano al fuego, explota?. Los
árboles no se quemaban porque estaban demasiado mojados de la lluvia,
pero sí una de las tiendas con la ropa, las medicinas y el equipo de
comunicaciones. David tendrá un aspecto raro hasta que le vuelva a
crecer el pelo.
el jefe logra arreglar el minibús, el sábado estaremos en casa. Él no
tuvo la culpa del accidente porque cuando salimos del campamento los
frenos todavía funcionaban. Dice que es muy normal que sucedan estas
cosas con vehículos tan viejos, pero que no hay peligro porque los
coches de antes son muy robustos, aunque a veces tengan averías. A
nosotros nos gusta mucho el minibús pero entramos fácilmente más de 20
niños.
En los caminos de montaña nos deja llevar el minibús un rato cada uno.
Eso está muy guay porque tiene muchas curvas que lo hace más divertido.
Lo malo fué que la policía nos paró justo cuando me tocaba a mí. El
agente dijo que iba a hablar con vosotros. No os preocupéis, estamos en
buenas manos. El jefe es realmente guay. Esta mañana todos nos fuimos a
nadar en el lago pero a mí no me dejaba porque no se nadar y a Carlos
tampoco porque tiene los brazos rotos, así que nos dejó ir con la canoa
hasta el otro lado del lago. Si miras en el agua puedes ver en el fondo
los árboles sumergidos por la inundación.
El jefe no es tan pesado como el del año pasado, ni siquiera se enfadó
por habernos olvidado los chalecos salvavidas. Él esta muy ocupado
arreglando el minibús, por eso lo molestamos lo menos posible.
Hoy hemos hecho un cursillo de primeros auxilios. Cuando Oscar se
tiró al agua se hizo un corte muy profundo y le hicimos un torniquete. Es un
nudo para cortar hemorragias. Me puse a vomitar y algunos otros niños
también pero según el jefe era por haber comido el pollo que olía raro
y de beber agua del arroyo, justo debajo de las letrinas. Nos dijo que no
nos preocupáramos, que en la cárcel había comido cosas peores.
Estoy muy contento que el jefe esté en libertad condicional y que
haya venido con nosotros de campamento para mejorar su vida. Dice que a
partir de ahora lo va a hacer todo bien y que le gustan mucho los
niños. Por cierto, ¿que es un pederasta? Bueno, voy a terminar la carta porque
luego nos vamos a la ciudad para echarlas a correos y para comprar
vaselina. El jefe dice que es imprescindible para los juegos de esta
noche y nos evitará rozaduras. Estoy ansioso por ver de que se trata.

Un beso muy fuerte, Juanito.

Escrito por Evil a las 17 de Junio 2004 a las 01:43 AM
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